Un especialista brindó una completa exposición sobre el cultivo, el desarrollo de lo que son doble propósito, el retorno del granífero y el crecimiento del silero.
Lugar: establecimiento «La Lucre», a 40 kilómetros de la localidad de Alto Pelado, propiedad de Espartaco Bailleres. Barbecho: cultivo de cobertura de centeno. Pulverización: dos litros de Round Up Full. Fertilización: el 22 de diciembre de 2015 con 100 kilos de urea. Siembra: el 23 de diciembre de 2015, 8 kilos por hectárea. Refertilización: el 20 de enero con 110 litros de Azufertil. Variedades de sorgo: fueron 5. Argenfor 180 FS, Argensil 163 D, Argensor 151 DP y Fortín Colón. Más un testigo, Advanta 2.800.
Una jornada a campo sobre sorgo sonaba más que interesante, porque no es tan común hablar sobre este cultivo, que al formar parte de la campaña gruesa queda muchas veces opacado por la soja y el maíz.
Será por eso que entre los asistentes al establecimiento La Lucre, ubicado a unos 40 kilómetros campo adentro de Alto Pelado y al que se llega luego de transitar un camino lleno de guadales con soja y maíz a ambos costados, hayan asistido una veintena de alumnos de la carrera de Ingeniería Agronómica de la Universidad Nacional de San Luis, sede Villa Mercedes. Al resto del auditorio lo compusieron varios productores de la zona, los empleados de Espartaco Bailleres, el dueño del campo, algunos profesionales reconocidos como los ingenieros agrónomos Ramiro Goncálvez y Marcelo Bongiovanni, quien llegó con los estudiantes universitarios ya que es profesor de la casa de estudios.
La charla la condujo, con tono ameno, Horacio Bienzobas, gerente de Marketing y Ventas de Argenetics, una semillera instalada en Colón, provincia de Buenos Aires, que encontró un buen nicho con el sorgo y está tratando de expandirse hacia el semiárido. Para los ensayos contó con la colaboración de Bailleres y de Goncálvez, quien dirigió la siembra y fue uno de los que convocó a la reunión y se encargó de la logística. El ensayo fue llevado a cabo en una pequeña porción de las 6.000 hectá- reas que tiene La Lucre, un campo muy conocido en la zona por su nombre anterior: San Martín del Alto Negro. Allí Bailleres tiene extensos campos de soja y maíz más un feedlot flamante, todo en un ambiente históricamente seco (400 milímetros al año), pero que en los últimos dos años está haciendo sonreír a los productores, con lluvias que superan los mil milímetros y grandes rindes, casi milagrosos en el medio de la nada. Una máquina aplanó el ingreso al campo de sorgo, que lucía plantas de hasta tres metros, según la variedad. Justamente ése era el punto al que quería referirse Bienzobas, para destacar que el cereal tiene diversos usos y es muy útil para los productores, tanto agrícolas como ganaderos. “El sorgo es una excelente reserva de forraje, que es su misión principal.
Lamentablemente perdió terreno en su utilización como granífero contra los avances tecnoló- gicos de otros cultivos, eso redundó en menos inversión para investigaciones porque había caído mucho la superficie sembrada. Llegó a reducirse a 200 mil hectáreas y hoy está resurgiendo, porque hay más de un millón”, resumió el ingeniero agrónomo. Otros tipos de sorgo son el silero, que es el que sirve para picar; y el granífero, del que se utilizan los granos y es el más caro en todo el proceso del cultivo.
El productor argentino lo sigue prefiriendo como forrajero, para transformarlo en pasto para que coma el ganado. “Como forrajero viene oscilando entre las 800 mil y el millón doscientos mil hectáreas, siempre siguiendo los avatares de la ganadería”, agregó Bienzobas, quien remarcó que “como es un cultivo rústico y de excelente adaptación a las sequías, siempre le dan el peor lote. Pero fue el primer híbrido, después vinieron el girasol y el maíz, y el próximo será la soja”.
Una clase magistral sobre sorgo
Publicación de «el campo»
Sábado 9 de abril de 2016
Un especialista brindó una completa exposición sobre el cultivo, el desarrollo de lo que son doble propósito, el retorno del granífero y el crecimiento del silero.
Lugar: establecimiento «La Lucre», a 40 kilómetros de la localidad de Alto Pelado, propiedad de Espartaco Bailleres.
Barbecho: cultivo de cobertura de centeno.
Pulverización: dos litros de Round Up Full.
Fertilización: el 22 de diciembre de 2015 con 100 kilos de urea.
Siembra: el 23 de diciembre de 2015, 8 kilos por hectárea.
Refertilización: el 20 de enero con 110 litros de Azufertil.
Variedades de sorgo: fueron 5. Argenfor 180 FS, Argensil 163 D, Argensor 151 DP y Fortín Colón. Más un testigo, Advanta 2.800.
Una jornada a campo sobre sorgo sonaba más que interesante, porque no es tan común hablar sobre este cultivo, que al formar parte de la campaña gruesa queda muchas veces opacado por la soja y el maíz.
Será por eso que entre los asistentes al establecimiento La Lucre, ubicado a unos 40 kilómetros campo adentro de Alto Pelado y al que se llega luego de transitar un camino lleno de guadales con soja y maíz a ambos costados, hayan asistido una veintena de alumnos de la carrera de Ingeniería Agronómica de la Universidad Nacional de San Luis, sede Villa Mercedes. Al resto del auditorio lo compusieron varios productores de la zona, los empleados de Espartaco Bailleres, el dueño del campo, algunos profesionales reconocidos como los ingenieros agrónomos Ramiro Goncálvez y Marcelo Bongiovanni, quien llegó con los estudiantes universitarios ya que es profesor de la casa de estudios.
La charla la condujo, con tono ameno, Horacio Bienzobas, gerente de Marketing y Ventas de Argenetics, una semillera instalada en Colón, provincia de Buenos Aires, que encontró un buen nicho con el sorgo y está tratando de expandirse hacia el semiárido. Para los ensayos contó con la colaboración de Bailleres y de Goncálvez, quien dirigió la siembra y fue uno de los que convocó a la reunión y se encargó de la logística. El ensayo fue llevado a cabo en una pequeña porción de las 6.000 hectá- reas que tiene La Lucre, un campo muy conocido en la zona por su nombre anterior: San Martín del Alto Negro. Allí Bailleres tiene extensos campos de soja y maíz más un feedlot flamante, todo en un ambiente históricamente seco (400 milímetros al año), pero que en los últimos dos años está haciendo sonreír a los productores, con lluvias que superan los mil milímetros y grandes rindes, casi milagrosos en el medio de la nada. Una máquina aplanó el ingreso al campo de sorgo, que lucía plantas de hasta tres metros, según la variedad. Justamente ése era el punto al que quería referirse Bienzobas, para destacar que el cereal tiene diversos usos y es muy útil para los productores, tanto agrícolas como ganaderos. “El sorgo es una excelente reserva de forraje, que es su misión principal.
Lamentablemente perdió terreno en su utilización como granífero contra los avances tecnoló- gicos de otros cultivos, eso redundó en menos inversión para investigaciones porque había caído mucho la superficie sembrada. Llegó a reducirse a 200 mil hectáreas y hoy está resurgiendo, porque hay más de un millón”, resumió el ingeniero agrónomo. Otros tipos de sorgo son el silero, que es el que sirve para picar; y el granífero, del que se utilizan los granos y es el más caro en todo el proceso del cultivo.
El productor argentino lo sigue prefiriendo como forrajero, para transformarlo en pasto para que coma el ganado. “Como forrajero viene oscilando entre las 800 mil y el millón doscientos mil hectáreas, siempre siguiendo los avatares de la ganadería”, agregó Bienzobas, quien remarcó que “como es un cultivo rústico y de excelente adaptación a las sequías, siempre le dan el peor lote. Pero fue el primer híbrido, después vinieron el girasol y el maíz, y el próximo será la soja”.
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